Estamos de nuevo aquí, todas juntas para mostrarles un poquito de nuestras vidas, para ser un poquito más cercano y para enseñarles una pieza especial que esté en nuestras casa o en nuestras vidas. Así que allá vamos.

Hace unos cuantos años, en un pueblecito de Palencia, había una niña, que se quedaba horas viendo a su madre coser, dar puntada tras puntada, cosiendo con una máquina de alrededor de 1890. Un tiempo que no fue perdido, fue encontrar una vocación. Cuando fue ya un poquito mayor, siempre pedía utilizarla, sin embargo su madre no le dejaba porque le daba miedo que la pudiera estropear por no saber usarla correctamente. Cuando se quedaba sola, rebuscaba la llave de la tapa, para poder usarla a escondidas y así empezar a practicar.

Les hablo de mi abuela, en sus tiempos jóvenes, cuando todavía estaba aprendiendo a lo que después sería su profesión durante muchos años.

Hay muchos rincones en una casa y muchos especiales, con objetos maravillosos, de un estilo u otro, pero quería enseñarles este pequeño rincón de la casa de mi abuela, donde se conserva esta pieza tan especial, que durante muchos años ha estado en esa casa y nos podría contar tantas historias que ha visto…

Una máquina de coser muy especial, con la que mi bisabuela cosía, mi abuela también y ahora sigue utilizando para hacer el típico dobladillo a los pantalones cuando te quedan largos. Un pedal y una rueda, manual totalmente, una maravilla con la que se ha hecho ropita a mi madre y mis tíos. Para alguna de las vecinas del pueblo y para alguna casa de moda de Palencia.

Cuando decidí escribir sobre esta máquina, lo primero que hice fue hablar con Abuelita para que me contase cuál fue su vestido preferido, y no tardó más de dos segundos en decírmelo, un traje de falda y chaqueta de terciopelo, cosido exclusivamente por ella para ser Abanderada de Acción Católica.

Este rincón no tiene mucho, solo la máquina con el pie, pero tiene tantas historias vistas, que me encantaría sentarme a su lado y hacerla hablar para que me contase puntada a puntada lo que ha vivido. Una pieza especial, con un valor incalculable. Me asombra que una pieza tan antigua tenga esta belleza tan inmensa. Cada uno de sus detalles, cada uno de sus grabados, de sus piezas únicas, cada una de sus agujas,  cada una de sus bobinas para poner el hilo, el pedal, la rueda, todo perfecto y en tan maravilloso estado.

Espero que les guste tanto como a mi esta pieza, y sobre todo no se olviden de seguir a mis compañeras y sus propuestas de hoy.

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Sean Felices

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